La mañana del 7 de agosto de 1974 pudo contemplarse en Nueva York un espectáculo memorable. Una escena jamás vista, tan inesperada como bella, y que nunca sería olvidada por los afortunados neoyorquinos que aquel gris día la pudieron presenciar.
Durante la noche anterior, un joven francés llamado Philippe Petit, ayudado por algunos amigos y colaboradores, había tendido un cable de acero entre las dos torres del recién nacido World Trade Center. Para ello habían tenido que burlar la seguridad de los rascacielos, algo que no era especialmente difícil. Petit ya lo había logrado antes en varias ocasiones, haciéndose pasar en todas ellas como trabajador de la construcción de unas torres que en aquel momento no estaban completamente terminadas. Durante meses había estado visitando ambas azoteas con objeto de estudiar cada detalle de su plan. Un plan que llevaba madurando años. Iba a realizar un número que dejaría estupefactos a todos y no quería, ni podía, dejar margen a la improvisación.
A más de 400 metros de altura, y cuando todo estuvo preparado, se dispuso a cruzar de una torre a otra a través del estrecho cable de acero, desprovisto de cualquier elemento de seguridad y sin más ayuda que su barra de equilibrio. A las 7h15 dió el primer paso sobre el cable. A sus 24 años Petit estaba donde tanto había deseado estar, acariciando las nubes volando sobre el cielo de Manhattan.
Inmediatamente algunos viandantes se percataron de lo que estaba sucediendo. En unos instantes la multitud comenzó a agolparse espontáneamente para contemplar atónita el espectáculo del funambulista francés. Desde la calle se veía con dificultad pero no había duda, alguien 409 metros más arriba estaba caminando entre las torres. Cada minuto que pasaba el número de espectadores aumentaba, los conductores paraban sus vehículos y la gente hacía un alto camino de su trabajo para contemplar fascinada desde la acera el maravilloso espectáculo que el francés les estaba regalando. La policía también se percató y enseguida corrió a detener al joven funambulista. Pero ya era demasiado tarde, en su reino de las alturas Petit era inalcanzable.
Ante la mirada de todos, y 110 plantas por encima del suelo, Petit caminaba elegante. En cada azotea le esperaban dos policías. Pocos metros antes de alcanzar cada edificio Petit paraba, levantaba la vista hasta cruzar su mirada con la de los agentes y les sonreía para inmediatamente dar media vuelta y recorrer el cable en sentido contrario. El joven equilibrista estaba tranquilo, feliz. Cada poco tiempo se paraba para saludar a la gente, incluso, en un momento dado, el funambulista se arrodilló sobre el cable y dedicó una reverencia. Los agentes le pedían a gritos que concluyera su inexplicable (y admirable como confesaría luego uno de ellos) acto demencial. Petit les respondió acostándose sobre el cable, era libre, estaba solo, nadie le daba órdenes en las nubes.
Durante 45 intensos minutos cruzó hasta ocho veces los 43 metros que separaban los dos edificios mientras la muchedumbre seguía asistiendo anonadada a la hazaña del funambulista francés. Finalmente, ante la amenaza de la llegada de un helicóptero, Petit decidió entregarse a los agentes y fue detenido. Los agentes lo esposaron y lo bajaron a la calle donde la gente lo aclamaba y los periodistas intentaban sacarle algunas palabras. Su delictiva actuación iba a dar la vuelta al mundo.
Observé al bailarín -porque no podías llamarlo simplemente "caminante"- aproximadamente a medio camino entre las dos torres. Cuando nos vio comenzó a reir, iniciando una danza sobre el cable… y cuando llegó al edificio le pedimos que bajase de la cuerda, pero en lugar de eso se dio la vuelta y corrió de nuevo hasta la mitad del cable.
Se balanceaba arriba y abajo. Sus pies perdían contacto con el cable y volvían a colocarse de nuevo sobre él… realmente increíble … Todos estábamos hechizados viéndole.
Charles Daniels, Sargento del departamento de la policía portuaria de NY
Durante 45 intensos minutos cruzó hasta ocho veces los 43 metros que separaban los dos edificios mientras la muchedumbre seguía asistiendo anonadada a la hazaña del funambulista francés. Finalmente, ante la amenaza de la llegada de un helicóptero, Petit decidió entregarse a los agentes y fue detenido. Los agentes lo esposaron y lo bajaron a la calle donde la gente lo aclamaba y los periodistas intentaban sacarle algunas palabras. Su delictiva actuación iba a dar la vuelta al mundo.
Sin embargo nadie lo veía como un delincuente. Al contrario, despertaba la admiración propia de un héroe. Y así lo entendió el tribunal que le juzgó que únicamente le condenó a realizar una actuación gratuita para los niños en Central Park. Un verdadero regalo para Petit.
Para mí es simple. La vida debe ser vivida en el límite. Se debe ejercer la rebelión. Rehusar seguir las reglas. Rechazar el propio éxito. No repetirse. Vivir cada día, cada año, cada idea, como un verdadero desafío, vivir la vida en la cuerda floja.
Pero el joven francés no era un recién llegado al mundo del funambulismo. Ya había hecho de las suyas en Francia y Australia caminando sobre una cuerda entre las torres de la catedral de Notre Dame y del Puente de la Bahía de Sídney y era un viejo conocido de las policías de estos países.
Sin embargo en su mente estuvo desde el principio hacerlo en las torres gemelas. Admitió que el sueño de realizar esta proeza nació el día que, en la sala de espera del dentista, Petit leyó en una revista que en la ciudad de Nueva York se construirían las torres más altas del mundo. Era un artículo en el que se hablaba de un futuro proyecto de construir las torres gemelas del WTC. Philippe arrancó la página de aquella revista y salió corriendo del consultorio. Era el año 1968, tendría que esperar a que aquellas torres dibujadas sobre papel se hicieran realidad. Y esperó.
Descansando un rato en la catedral de Notre Dame en París, 1971. Instantes después sería arrestado
Atravesando el puente de la bahía de Sydney, 1973. Instantes después también sería arrestado.
Sin embargo en su mente estuvo desde el principio hacerlo en las torres gemelas. Admitió que el sueño de realizar esta proeza nació el día que, en la sala de espera del dentista, Petit leyó en una revista que en la ciudad de Nueva York se construirían las torres más altas del mundo. Era un artículo en el que se hablaba de un futuro proyecto de construir las torres gemelas del WTC. Philippe arrancó la página de aquella revista y salió corriendo del consultorio. Era el año 1968, tendría que esperar a que aquellas torres dibujadas sobre papel se hicieran realidad. Y esperó.
Si has llegado hasta aquí no puedes dejar de ver este video. Man on Wire, 4:22, on Vimeo
Con una fama a la altura de su gran hazaña, las peticiones para hacer anuncios de televisión, escribir libros o grabar canciones, así como para que llevase a cabo espectáculos "legales" no se hicieron esperar. París y Nueva York repetirían varias veces pero también lo harían Jerusalén, Viena, Tokio o Frankfurt entre otros muchos lugares. Se había convertido en una celebridad. A Petit, sin embargo, no le interesaba demasiado la fama. Eran otras pulsiones que lo movían: la aventura, el gozo, el desafío "físico" al sistema.
En 1989 recorrió los 700 metros que distan entre Trocadéro y el segundo nivel de la Torre Eiffel como parte de los actos conmemorativos del bicentenario de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y centenario de la construcción de la torre.
Petit a punto de alcanzar la torre Eiffel. Esta vez, al fin, nadie esperaba para arrestarlo.
La proeza de Petit en el WTC fue llevada al cine 34 años después. La película documental titulada Man on Wire, dirigida por el inglés James Marsh, ha sido galardonada con numerosos premios entre ellos, el premio del público y jurado en el Festival de Sundance de 2008, el Óscar al mejor documental en 2008, así como un premio BAFTA y un Independent Spirit Award en 2009.
Más sobre el documental: Man on Wire, Una imagen, una historia.
Libro: Alcanzar las nubes, Philippe Petit, ed. Alpha Decay.
La historia de Petit la conocí hace años a través del indispensable Fogonazos (en serio, indispensable).
Josete también lo trató en su Baúl (igual de indispensable). También muy recomendable el blog Centinela del sendero. Info: Wikipedia, Wanderlust Diaries, El País, Youtube. Imágenes: Jlblondeau.
Gracias por este cambio del punto de vista del día :)
ResponderEliminarUna historia fascinanle la verdad, y un hombre extraordinario. Pero hay que tenerlos muy bien puestos para hacer esto :D
ResponderEliminarSublime. En realidad alegró el día a todo el mundo (a pesar de que todos entendemos que estas cosas no se pueden hacer, sin permiso al menos).
ResponderEliminarAunque de solo verlo me da vertigo, que valor.
Me encantó este post, y la manera de ver el mundo de Petit.
¿Alguien sabría decirme qué grupo canta la canción del triller del documental? Gracias por el blog y por el post.
ResponderEliminarSaludos
Si te refieres al video del post (no es el trailer oficial del documental) es la canción Walk, de los Foo Fighters. Del álbum Wasting Light.
ResponderEliminarMuchas gracias David por la información de la canción.
ResponderEliminarUn sueño de espera que le valió ser el primero y el último en cruzar las Torres gemelas...Me encantó David. ;)
ResponderEliminarJosete, pues sí, la sinrazón que se llevó las torres por delante lo hace irrepetible. Muy triste.
ResponderEliminarPero la verdad es que la historia de este hombre es digna de contar, o así al menos lo pensamos los dos ;)
Un saludo.
Anónimo, no hay de qué, a mi tb me gusta la canción :)
Me encanta la idea del blog. He llegado buscando a Petit. Acabo de estar en París y vi la chapa en la torre Eiffel y recordé el documental Man on Wire, no sé si lo has visto, pero merece la pena. Te dejo la crítica en mi blog por si te sirve: http://unaimagenunahistoria.blogspot.com.es/2011/10/man-on-wire-james-marsh-2008.html
ResponderEliminarGenial, blog, en serio!
Que casualidad, hace dos semanas también estuve en París. Allí recordé la historia de Petit, lo que me animó a escribir este post.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por la recomendación, no he visto el documental completo pero tengo muchas ganas. Te haré caso ;)
Magnifica historia, un hombre muy valeroso
ResponderEliminarQ forma de iniciar mi mañana... Me a encando el blog.... Son muy buenas historias.... Saludos desd Panamà... Cmpartire el blog y bueno... Me gustaria q siguieras con esta iniativa :)
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