Un fluoroscopio es un aparato de rayos X que proporciona imágenes del interior del cuerpo, o de alguna de sus partes aún estando estas en movimiento.
En un primer momento, el fluoroscopio era una pieza estándar del equipo médico en algunas consultas de médicos de familia. Si un paciente llegaba con un brazo colgando o en un ángulo extraño, por ejemplo, el fluoroscopio podría revelar de inmediato si el hueso se había roto. Pero los fluoroscopios pronto salieron del ámbito médico y fueron utilizados durante algún tiempo para usos triviales. Fueron instalados en tiendas de zapatos de los Estados Unidos y Europa desde principios de los años 30 hasta alrededor de 1960, cuando fueron prohibidos definitivamente.
En teoría se usaba para determinar la talla ideal del zapato, ver que no existían rozaduras, comprobar la estructura de los huesos del pie y alguna cosa más. En realidad era mucho más para deleite de los niños (también era usado por adultos, aunque su mayor éxito se produjo entre el público infantil), que podían ver en movimiento sus esqueléticos dedos de los pies.
El modo de uso era el siguiente: el niño se subía al fluoroscopio e introducía sus pies -con los zapatos que se estaba probando- por un hueco que el aparato poseía en su parte inferior. A través de una ventana superior podía ver sus pies por rayos X. Otras dos ventanas permitían a la madre y al vendedor ver los pies y así poder comprobar que los zapatos se ajustaban a la talla del niño. El tiempo de exposición total era de unos 15 segundos.
Utilizar el fluoroscopio para obtener un calzado adecuado no era más que una fantasía para atraer clientes potenciales. Se podría obtener el mismo resultado mediante una simple medición. Se trataba de un uso frívolo de la radiación cuyas consecuencias, aunque ni vendedores ni clientes lo sabían, en algunos casos serían muy graves.
El número total de personas afectadas como resultado del uso del fluoroscopio se desconoce. Sí se conocen muchos casos de despigmentación, dermatitis o ulceración atribuidas a su uso. Los más perjudicados sin embargo, fueron los vendedores de zapatos que se sometían diariamente a pequeñas dosis de radiación y cuya tasa de cáncer aumentó considerablemente. Aunque su peligrosidad se descubrió en 1949 el fluoroscopio se fue eliminando progresivamente de las tiendas durante casi 10 años sin que se sepan muy bien las razones para no haberlo hecho de golpe.
Para saber más: 1, 2, 3, 4, 5
En un primer momento, el fluoroscopio era una pieza estándar del equipo médico en algunas consultas de médicos de familia. Si un paciente llegaba con un brazo colgando o en un ángulo extraño, por ejemplo, el fluoroscopio podría revelar de inmediato si el hueso se había roto. Pero los fluoroscopios pronto salieron del ámbito médico y fueron utilizados durante algún tiempo para usos triviales. Fueron instalados en tiendas de zapatos de los Estados Unidos y Europa desde principios de los años 30 hasta alrededor de 1960, cuando fueron prohibidos definitivamente.
En teoría se usaba para determinar la talla ideal del zapato, ver que no existían rozaduras, comprobar la estructura de los huesos del pie y alguna cosa más. En realidad era mucho más para deleite de los niños (también era usado por adultos, aunque su mayor éxito se produjo entre el público infantil), que podían ver en movimiento sus esqueléticos dedos de los pies.
El modo de uso era el siguiente: el niño se subía al fluoroscopio e introducía sus pies -con los zapatos que se estaba probando- por un hueco que el aparato poseía en su parte inferior. A través de una ventana superior podía ver sus pies por rayos X. Otras dos ventanas permitían a la madre y al vendedor ver los pies y así poder comprobar que los zapatos se ajustaban a la talla del niño. El tiempo de exposición total era de unos 15 segundos.
Utilizar el fluoroscopio para obtener un calzado adecuado no era más que una fantasía para atraer clientes potenciales. Se podría obtener el mismo resultado mediante una simple medición. Se trataba de un uso frívolo de la radiación cuyas consecuencias, aunque ni vendedores ni clientes lo sabían, en algunos casos serían muy graves.
El número total de personas afectadas como resultado del uso del fluoroscopio se desconoce. Sí se conocen muchos casos de despigmentación, dermatitis o ulceración atribuidas a su uso. Los más perjudicados sin embargo, fueron los vendedores de zapatos que se sometían diariamente a pequeñas dosis de radiación y cuya tasa de cáncer aumentó considerablemente. Aunque su peligrosidad se descubrió en 1949 el fluoroscopio se fue eliminando progresivamente de las tiendas durante casi 10 años sin que se sepan muy bien las razones para no haberlo hecho de golpe.
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