Corría el minuto 35 del segundo tiempo del partido Kuwait-Francia correspondiente a la fase de grupos del mundial España 82. Alain Giresse, delantero de "les bleus" recibe un balón y marca el cuarto tanto para su selección. Inmediatamente, todo el equipo asiático se abalanza sobre el colegiado. Alegan haber escuchado el silbato del árbitro y que por ello el gol no debe subir al marcador.
Hasta ese momento todo puede entrar en la normalidad de un partido de fútbol. Lo sorprendente y único sucede a continuación. Desde el palco de autoridades del estadio José Zorrilla de Valladolid, un individuo ataviado con vestimentas árabes y turbante rojo hace aspavientos indicando al equipo kuwaití que abandone el terreno de juego. Tras varios minutos de incertidumbre, el hombre del turbante aparece sobre el césped entre el tumulto de jugadores y acompañado por varios escoltas. Es el jeque Fahid Al Ahmad Al Sabah, hermano del emir de Kuwait. El público en las gradas y los jugadores franceses, tranquilos por una victoria segura, observan con estupor la insólita escena. Tras una conversación con el arbitro soviético Miroslav Stupar rodeada de jugadores y policías, Fahid Al Ahmad Al Sabah amenaza de nuevo con retirar a sus jugadores del terreno de juego si no se anula el gol.
Pasan varios minutos de desconcierto cuando el colegiado toma la sorprendente decisión de anular el gol. Stupar no había pitado, el gol era legal, pero inexplicablemente las presiones del jeque surten efecto y el tanto no sube al marcador.
La historia juzgó este hecho como anécdota ya que el partido terminó 4-1, pero el hecho en sí era muy grave por lo que la FIFA castigaría duramente a Miroslav Stupar, que nunca volvió a arbitrar un partido.
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