En 1968 el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró inconstitucionales todas las formas de segregación racial. Hasta entonces, la separación por grupos de población considerados «racialmente diferentes» no solo estaba asimilada por buena parte de la población sino que, además, estaba amparada por la ley. A pesar de ello, la realidad es que la segregación racial había ido desapareciendo paulatinamente desde los años 50, habiendo dado un paso de gigante en 1964 con la aprobación del Acta de los Derechos Civiles, dejando para la historia imágenes inconcebibles hoy en día.
Pero retrocedamos unos pocos años. A principios de la década de 1950 Estados Unidos todavía era una nación segregada por el color de la piel y, entre las muchas diferencias existentes, poseía dos sistemas educativos distintos, uno para ciudadanos negros y otro para la mayoría blanca. Sobre el papel todo eso se terminó en 1954 cuando, tras una larga lucha, la Corte Suprema de los EEUU declaró de forma unánime que la segregación en las escuelas públicas era inconstitucional. A partir de ese momento cualquier ciudadano estadounidense fuese cual fuese su raza o religión podía acudir a cualquier escuela pública norteamericana.
Little Rock, en Arkansas, fue una de las primeras ciudades sureñas que, bajo la nueva orden de la corte federal, se preparó para admitir a nueve estudiantes afroamericanos en la escuela secundaria Little Rock Central, que hasta esa fecha solo admitía a estudiantes blancos.
Era 1957, solo habían pasado tres años desde el fin de la segregación en las escuelas, y los primeros estudiantes negros se habían matriculado en la Escuela Central de Little Rock, pero asistir a las clases no iba a ser algo sencillo.
La tarde del 2 de septiembre, el gobernador de Arkansas, Orval Faubus, anunció durante un discurso televisado sus intenciones de prohibir la entrada de dichos estudiantes movilizando a la Guardia Nacional del estado para que rodease Little Rock Central High School. El gobernador ordenó a los militares que evitasen la entrada de cualquier estudiante negro con la excusa de proteger a ciudadanos y propiedades de la posible violencia de los manifestantes que se dirigían en caravanas hacia Little Rock para protestar por la decisión de la Corte Suprema.
La tarde del 2 de septiembre, el gobernador de Arkansas, Orval Faubus, anunció durante un discurso televisado sus intenciones de prohibir la entrada de dichos estudiantes movilizando a la Guardia Nacional del estado para que rodease Little Rock Central High School. El gobernador ordenó a los militares que evitasen la entrada de cualquier estudiante negro con la excusa de proteger a ciudadanos y propiedades de la posible violencia de los manifestantes que se dirigían en caravanas hacia Little Rock para protestar por la decisión de la Corte Suprema.
El 4 de septiembre comenzaban las clases. Cuando los nueve estudiantes negros (desde entonces conocidos como los Nueve de Little Rock) intentaron entrar en la escuela, la Guardia Nacional de Arkansas, obedeciendo la orden dada por su gobernador y entre gritos racistas de la multitud, les impidió la entrada.
Ninguno de los Nueve de Little Rock (que tenían entre 15 y 16 años) intentó acudir la escuela al día siguiente. Ese día, el consejo escolar de Little Rock solicitó la suspensión del plan de desegregación, pero dos días después, la demanda fue negada por Ronald Davies, juez del distrito federal.
Dios semanas después, el 20 de septiembre, el juez Davies decidió que Faubus no había utilizado las tropas de la Guardia Nacional de Arkansas para preservar la ley sino en sus propios intereses y ordenó que las tropas fuesen retiradas. Los nueve pudieron entrar por fin si impedimento, o eso creían. Sin la Guardia Nacional, la policía de Little Rock trató de mantener el orden pero fue incapaz. Cuando la muchedumbre descubrió que estudiantes negros estaban dentro, comenzó desafiar a la policía y abalanzarse hacia la escuela entre gritos y amenazas. Temerosa de que la policía fuese incapaz de controlar a la multitud, la administración de la escuela desalojó a los estudiantes negros por una puerta lateral antes del mediodía. Clasificando el desorden como «vergonzoso», el propio Presidente Eisenhower ordenó que parte de la División Aerotransporte Nº 101 del Ejército de EEUU fuese destacada en Little Rock y puso la Guardia Nacional de Arkansas bajo ordenes federales.
Al fin, el 25 de septiembre, acompañados por soldados de la 101, los Nueve de Little Rock, entraron a la escuela y comenzaron su primer día de clases completo, veintiún días después de que hubiese comenzado el curso. Las fotos de ese día, de unos adolescentes teniendo que ser escoltados por el ejército para ir a clase, darían la vuelta al mundo.
La presencia de las tropas federales se mantuvo durante todo el año escolar. En el interior del edificio, sin embargo, los nueve estudiantes seguían siendo acosados por muchos de sus compañeros. Incapaz de tolerar el abuso continuo, una de «los Nueve», Minnijean Brown, se enfrentó a ellos y fue expulsada de la escuela secundaria Central en febrero de 1958. Terminó sus estudios en Nueva York. El 25 de mayo de 1958, Ernest Green, recibió su diploma e hizo historia como el primer negro en graduarse en la escuela secundaria Little Rock Central.
Los tiempos cambian:
En la tercera fotografía que ilustra el post, tomada por el fotógrafo Will Counts y que constituye una de las 100 más importantes del siglo XX según Associated Press, se puede ver a una mujer gritando tras la espalda de Elizabeth Eckford, una de «los Nueve de Little Rock». La mujer, llamada Hazel Massery, se disculparía con Elizabeth cuarenta años más tarde. Irónicamente, cincuenta años después de su grito el presidente de su país quizá sea negro.
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